En general se relaciona el término “paz” con la ausencia de conflictos bélicos. Si bien es cierto que en nuestro país no se vive una guerra declarada desde hace un poco más de quince años, no significa que nos encontremos felices y conformes con nuestro panorama. Sin necesidad de salir de nuestros hogares podemos darnos cuenta de una serie de problemas e injusticias de los que rebosa nuestra sociedad, entre ellos sobresalen los robos, asesinatos y todo tipo de violencia en gran medida.
Normalmente acusaría a de llevarnos al caos a los mandatarios y políticos, que solo se preocupan en su bienestar y, aparentemente, en apoyar una economía que no es favorable para todos. Pero si nos hacemos llamar una sociedad comprenderemos que cada uno de nosotros somos parte de ella y que por lo tanto tenemos un poquitín de poder para cambiar las cartas a nuestro favor.
Si tomáramos conciencia de lo importante que puede llegar a ser el sustituir las discusiones por los diálogos y si nos pusiéramos en el lugar del otro, las cosas mejorarían, por lo menos en cuanto a convivencia armónica respecta. Todos debemos retomar los principios básicos de justicia, libertad, igualdad y solidaridad para dejar de lado la fuerza la imposición y la violencia y así lograr una comunidad democrática que nos lleve a la paz.
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